Esta entrada es una redacción que escribí por un brote de enfado.
Impotencia (por Alicia Sánchez García)
A pesar de haber utilizado diez minutos desde que puse el título para empezar, solo me ha faltado ver un video en las noticias para comenzar con más motivo esta redacción.
Ese video trataba de una clínica de Reino Unido, una clínica para tratamiento de personas autistas. Este tratamiento esta en las manos de unos “especialistas”, y si son “especialistas” tienen que saber bien el oficio, cómo tratar a esas personas, qué es lo que necesitan, ¿no? Pues su tratamiento es el maltrato, el abuso de esas personas… la tortura. Y yo me pregunto los padres de esos chavales tienen que saber a qué tipo de tratamiento exponen a sus hijos, pues no, no lo saben, a pesar de que sus hijos se lo decían, no le creían. Esos padres vieron un vídeo de cómo los “especialistas” que cuidan a sus hijos los inmovilizan bajo una silla convirtiéndolo en un potro de tortura, como le echan agua y le pegan una soberana paliza para controlarlos. No daban crédito, y normal yo lo entiendo, la madre de esa chavala a la que le lanzaban cubos de agua fría lloraba desconsoladamente hasta tal punto de no poder ni hablar ni reaccionar ante esa situación. Las personas llamadas “especialistas” recibían 4.000 euros por paciente.
Y yo me pregunto ante todo esto el por qué las personas podemos llegar a hacerle a otro semejante lo mismo. No encuentro respuesta ante ello. Somos seres tan despreciables para mí que me avergüenzo de ser lo que soy. Humana. Es increíble cómo podemos maltratar, despreciar, ignorar y muchas otras cosas más a una persona que solo se diferencia de nosotros por su color de piel, tamaño, creencias, enfermedades... es repugnante.
Sinceramente yo a personas que tengan que aguantar eso, no les maltrataría ni las despreciaría, les felicitaría con mucho orgullo porque, a pesar de aguantar todo lo que aguantan, siguen adelante y llegan a ser mejores personas que todos nosotros. Y me pregunto cada vez que me paro a pensar en este tema, ¿no es admirable como personas con discapacidad, han aguantado risas, burlas, desprecios, maltratos de personas lo suficientemente cuerdas como para no hacerlo, y aun así son algo en la vida, trabajan y ganan el mismo sueldo que puedes ganar tu? Y aunque ahora son respetados, nunca, y repito, nunca han tenido por qué pasar por lo que han pasado.
A veces llegamos hasta tal punto que por la rutina, lo hacemos sin querer. Esto no tiene que seguir así, es más, nunca tuvo que empezar. Cierto es que debemos tener paciencia y la paciencia tiene un límite, pero no por eso tenemos que llegar hasta ese punto. La violencia y el desprecio de la humanidad hacia las otras cosas han llegado hasta tal punto, que hasta maltratamos y abandonamos animales domésticos, ¿es que no han querido a ese animal? Y si no lo han hecho, ¿Cómo pueden haber hecho algo así? Un animal no es un objeto, es un ser vivo, y como tal debes respetarlo, así como a la vegetación. La humanidad, la sociedad en la que vivimos no respeta nada de lo que le rodea. Yo lo que tengo claro es una cosa, en este mundo la libertad es un término que se nos queda pequeño.
Con esta redacción yo no me estoy refiriendo a que las personas tenemos que cambiar, solo es una forma de expresar lo que siento y que aunque sea joven, me queden cosas por aprender y vivir, y termine siendo como todos, yo sé perfectamente lo que soy, a lo que estoy destinada y soy consciente de que por muchas cosas que hagamos no vamos a conseguir cambiar casi nada de lo que hemos hecho, porque nosotros somos los que hemos provocado esta situación.
Con forme voy creciendo, voy siendo mas consciente de lo que pasa en este mundo, y me atrevo a decir que no quiero bajo ningún concepto, ser consciente de lo que está pasando hoy en día, de la economía, la política, ni leches en vinagre, pero por desgracia son cosas que están a la orden del día. Y ¿sabes que es lo peor? Que estas cosas son las que me hacen madurar como persona, son las que alimentan mi ira hacia la humanidad, el desprecio por las malas acciones y, sobre todo, la impotencia de no poder hacer nada para evitarlo. Sí que es verdad que puedo ir a manifestaciones, pero, de que sirve si mientras estoy manifestándome porque han maltratado a un cachorro de perro, hay una guerra por el “puto” (y perdónenme la expresión) petróleo o por el oro y esa guerra está arruinando la vida de muchas familias. ¿De qué me sirve luchar por los derechos de las personas cuando otras personas desprecian esos derechos, derechos humanos? Repito como anteriormente, me avergüenzo de ser humana.
Hay estudios que confirman que nuestro planeta, Tierra, estaría en las mismas, o mejores condiciones que en las que se creo, si no existiera la raza humana. ¿Qué hemos hecho? La gente no quiere reconocer que nos estamos cargando nuestra casa, donde vivimos, y como lo sabe dan alternativas como vivir a otro planeta o a la luna etc.… ¿para qué? ¿Para cargárnoslo como estamos haciendo?
Les damos más importancia a quien ganara las elecciones, quien ganara la Champions, que nuevo aparato arrasara en el mundo de la tecnología… ¡Abrid los ojos! Somos nosotros el problema del fin del mundo, lo primero a solucionar somos nosotros, pero el egoísmo nos impide ver todo esto.
No tengo nada más que decir(a pesar de ser mentira, pero por el momento mi impotencia está entre comillas “calmada”)
PD: Perdonadme la incoherencia, no releí la redacción cuando la escribí.
Un saludo.
